viernes, 30 de diciembre de 2011

Vivan en el amor

Y en esto consiste el amor: en que vivamos conforme a sus mandamientos.  Este es el mandamiento, como lo habéis oído desde el comienzo:  que viváis en el amor.  2Jn 1.6

Un dato antropológico básico: las personas vivimos para amar y ser amadas.  Los humanos podríamos ser definidos como aquellos seres que no pueden prescindir del amor en ninguna etapa de la existencia.  Mi vida (y la de cualquiera) en su mayor dimensión consiste en desarrollar tal condición amorosa.  La palabra “amor”, debe ser una de las más devaluadas de nuestro tiempo y a la vez una de las menos comprendidas y por ello tan mal utilizada.  Amar a quien no nos ama y ser amados por ser quien no podemos amar.

Uno de los rasgos más relevantes, de lo que significa ser persona, se encuentra en la capacidad de amar.  Desarrollamos nuestra existencia viviendo con otros y adquiriendo la propia identidad del yo en relación íntima con los demás.  Sin amar y ser amados es imposible llegar a ser persona.  Pero, el amor ¿qué es?

En su núcleo implica necesitar radicalmente a alguien.  Lo principal y más valioso de la existencia humana es la relación interpersonal, la experiencia del amor, considerar al otro de dignidad intrínseca.

¿Por qué no me enamoro?  ¿Qué es el amor?  ¿Estaré enamorado de verdad?  Miles de hombres se hacen estas preguntas cada día.

Con frecuencia, después de un gran enamoramiento inicial, al tiempo, sobreviene una decepción o un aburrimiento.  Tal vez encontremos una respuesta en esta definición sobre en qué consiste el amor, sería la combinación de “deseo, ternura y amistad”Una pareja se une por la presencia de estos tres elementos y sus momentos de felicidad se deben al sano equilibrio de estos mecanismos psicológicos.  Cada uno de estos factores es una parte primordial de lo que conocemos como “Amor”.

DESEO: es el enamoramiento, es amor pasional.  Es el que hace sentir “loca/o de amor”; es un amor que punza y se relaciona con lo erótico y lo sexual.
TERNURA: es lo grato, el mimo, la no violencia, las caricias, etc.
AMISTAD: es compartir, preocuparse por el otro, estar juntos en buenas y malas situaciones:  “Los amores pasan, los amigos y amigas quedan”, dice un refrán popular.

Esta fórmula parece ser bastante efectiva pero no fácil de lograr.  Cuando algún elemento falta, el sentimiento es de decepción e insatisfacción.  Lo cierto es que a menudo las parejas se “enganchan” por alguno de estos elementos, generalmente el deseo, con ausencia de los otros dos y entonces, cuando el deseo se evapora, se termina la pareja.

El amor verdadero asegura la pasión, el afecto y la comprensión, y evita los celos y el control, por eso es duradero y produce más placer.  Es el amor el que produce energía, química, dan deseos de luchar y de cambiar, de seguir; además conforta en todo momento.  Los celos son sentimientos tanto goce como sufrimiento.  El celoso cree amar, pero no hace sino buscar su propia seguridad interior,

Para no equivocarse, lo ideal es ir sosegado sin estar desesperado y orar a Dios para encontrarlo:  es ahí cuando entonces aparece, y una vez que aparece transforma.  Y recuerda que cuando el amor emerge produce alegría y paz, gozo, regocijo, todo fruto del Espíritu (Ga 5.22); en cambio, si trae problemas y llantos no es amor de verdad, es simplemente un disfraz que a la larga se diluye.

Según la etimología, la palabra amor es compuesta del latín, donde “a” significa “sin” y “mor” es una contracción de la palabra “mortem” que significa “muerte”, entonces, amor quiere decir “sin muerte”, por lo tanto, amor es eternidad, y agregamos… ¡es Dios mismo!

En la Biblia el amor, sea humano o divino, es la expresión más profunda que puede darse de la personalidad y de la intimidad de las relaciones personales.  San Pablo dice: “Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles, pero no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena o como un címbalo que retiñe. 1Co 12.1

Amar implica querer y saber amar, es un acto consciente, no un hecho accidental.  Si alguno me ama, guardará mi palabra, dijo Jesús, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él  (Jn 14.23).  Dios es el amor de los amores; si hoy dejas que Él entre en tu vida entonces vivirás en el amor eternamente.

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